$0.00

No hay productos en el carrito.

InicioTu FamiliaPeleas entre hermanos: cómo manejarlas

Peleas entre hermanos: cómo manejarlas

¿Te ha pasado alguna vez de encontrar a tus hijos peleándose con agresión física, puños, mordidas, cachetadas? Estoy hablando de altercados que van más allá de las típicas y normales peleítas entre hermanos por un juguete o por el control remoto de la televisión. Asusta sí. Pero hay maneras de prevenir y manejar esta situación. No te vas a querer perder lo que vas a leer, porque quizás vos mamá, como yo en su momento, estemos inadvertidamente fomentando estas peleas. ¡Ups!      

Según la experta Amy McCready, Fundadora de Positive Parenting Solutions, gran parte del mal comportamiento de los niños está ligado a lo que nosotros los padres hacemos, sin ser conscientes de ello. Pero tranquila que aquí vienen también soluciones eficientes que han sido probadas una y otra vez. Esto es lo que tenemos que evitar:

No les pongas rótulos a tus hijos
Los rótulos positivos o negativos preparan el terreno para peleas ya que los chicos luchan con las comparaciones que los padres estamos marcando en forma verbal, o incluso sin decirlo. Cuando rotulamos a un hijo como por ejemplo “el atleta estrella”, el otro seguramente se sentirá que su nivel no alcanza para el podio de la victoria. Si un hijo tiene el rotulo de “rebelde”, el otro por comparación se va a sentir como hijo modelo. Los rótulos muchas veces no son verbales, por ejemplo, cuando siempre recurrimos a uno de los hijos cuando queremos que algo se haga bien y rápido. Al otro le genera un sentimiento de “y para que lo voy a intentar si mi mamá siempre se lo pide a mi hermana”.

No refuerces los roles de “víctima” y “agresor”
¡Con frecuencia los padres asumimos el rol de detective y juez! Identificamos cuál es la víctima y cuál es el agresor. El problema aquí es que cuando colmamos a la victima de “ay pobrecito” enviamos una señal clara que jugar el papel del más débil en una pelea (cierto o no) gana la atención de los padres. Esto desata una cadena de actuaciones con más dosis de drama cada vez mientras que el agresor saborea el poder que hay en el papel de bully.

No exageres
Los padres somos los que tenemos que ofrecer calma. Cuando exageramos nuestra reacción, agregamos drama, atención y le damos más vida a situaciones triviales. Los chicos detectan que ese comportamiento llama nuestra atención y lo repiten.

Ahora que sabemos que es lo que NO tenemos que hacer, veamos cuáles estrategias podemos usar para crear un ambiente libre de peleas.

Dales atención individual diariamente. Construí lazos emocionales conectándote con el mundo de ellos, compartiendo actividades que les gustan o que son importantes para los chicos, y hacelo con un hijo a la vez. Este tiempo diario individual ayuda inmensamente a controlar los malos comportamientos. Ser un padre PROACTIVO es mucho más eficiente que ser uno reactivo.

Asegurate que tengan un buen descanso. Los niños y los adultos controlamos más nuestros impulsos cuando estamos descansados, de modo que no es buena idea quitar horas de sueño.

Alentá los atributos positivos. Al animar su ESFUERZO más que sus talentos naturales, estas empoderando a todos tus hijos a que busquen su potencial. En lugar de usar el rotulo de “ella es la atleta estrella” podes decir “ella está entrenando con entusiasmo para mejorar su tiempo en natación”. Cuando los chicos entienden que se está valorando el esfuerzo más que el resultado, estarán mucho más dispuestos a poner todo de su parte.

Si la pelea es inevitable, usa estas técnicas probadas para mantener tu calma, disipar la situación y usar el momento para educarlos y así evitar futuras confrontaciones.

Mantenete fuera de la pelea mientras no haya agresión física. En los argumentos y discusiones entre hermanos, simplemente salí del cuarto para no darles la atención que buscan y les dará la oportunidad de resolver el conflicto solos. Al retirar tu atención, se evitarán muchas peleas futuras. Ahora si la pelea sube de tono y empiezan los golpes, implementá las siguientes estrategias.

Conservá la calma y ayudá a que tus hijos hagan lo mismo. Si enfrentás la pelea a los gritos, vas a recibir una serie de acusaciones de las partes como: “el me pegó primero”, “ella me quitó el juguete”, “el empezó”. Resistí la tentación de tomar el rol de juez, lo mejor es encarar la situación con calma y haciendo una observación imparcial como “parece que no se ponen de acuerdo con ese juguete”. De ser necesario, llevá a los chicos a áreas separadas y deciles con calma “veo que los dos están frustrados. Tomemos un momento para calmarnos”. Tu energía es lo que va a manejar la situación, por lo que es mejor mantener la calma y no darles la atención que están buscando.

Fijate que no haya heridos. Si hace falta una curita o un poco de hielo, ponelos con calma y sin culpar a ninguno. En esta situación el chico que siempre tenía el papel de “víctima” notará tu falta de interés en salir al rescate, y el “agresor” perderá fuerza en su papel de bully. Y ahora que los heridos han sido atendidos, bajá el nivel de energía de la casa al máximo, dales un vaso de agua, quizás una merienda ligera, poné música suave, ofreceles que abracen a su muñeco de peluche favorito, respiren hondo, hacé todo lo que sea necesario para bajar la intensidad del momento.

Cuando ya terminó la pelea y todos están tranquilos y calmados, es el momento de aprender a resolver el conflicto.

Buscá la solución sin emitir juicio. Usá frases como “Lo que estás diciendo es que te pusiste triste cuando tu hermano te quitó el juguete” o “veo que te sentiste frustrado cuando tu hermana seguía repitiendo todo lo que vos decías”. Al alentarlos a usar “yo me siento….” y lo completen con su sentimiento, comparten como los hizo sentir la situación y se evitan las rondas interminables de echar la culpa al otro hermano. Tu rol aquí es ser moderadora imparcial y dejar que las dos partes expresen sus frustraciones sin culpar. Si la conversación se pone agitada, nuevamente tomen un momento para calmarse. 

Vuelvan a actuar la situación para que los niños puedan imaginarse qué hacer diferente la próxima vez y practíquenlo. Los niños pequeños pueden practicar reviviendo la situación con un animal de peluche y para los más grandes, pueden practicar con la mamá o el papá. Lo importante es alentar al chico a que practique que hacer cuando está frustrado, como por ejemplo irse de la situación, pedir ayuda, usar palabras como “me siento….triste o frustrado”, etc.

Sé un modelo de comunicación pacífica. Mientras más respetuoso es el ambiente en el hogar, menos posibilidades hay que los chicos usen agresión. Dales reconocimiento a tus hijos cuando manejan sus emociones sin atacar. Podés decirles “Realmente te mantuviste bajo control cuando estabas frustrado con tu hermana. Eso sí que es difícil, se nota que estas creciendo.”

Las peleas entre hermanos son angustiantes para los padres y estas estrategias son muy efectivas, pero es importante ensayarlas para no improvisar cuando estamos acaloradas en medio de la situación.


Puede interesarte el siguiente video:

En este video te doy 9 ideas, muy sencillas y aplicables a tu vida cotidiana, para que puedas dedicar tiempo de calidad a tus hijos.

Sandra Camponogara
Sandra Camponogara
Sandra emigró a los Estados Unidos en 1988 desde su Argentina natal con grandes sueños y sin ahorros. Después de trabajar en la industria del turismo en la ciudad de Nueva York durante unos años, comenzó su propia compañía de operadores turísticos, InterConnect USA en 2000 y dos décadas más tarde creó su segunda compañía, Hola Fortuna. Reinventándose una y otra vez a través de desafíos comerciales y personales, Sandra alienta a las latinas a buscar el equilibrio y la independencia financiera.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Artículos populares