¡Hola, soy Sandra!

Nací literalmente en el Fin del Mundo, ya que así se conoce a mi Ushuaia natal en Argentina. Luego de vivir en varias ciudades del país, entre ellas mi amada Córdoba, mis ambiciones de crecimiento personal y profesional me llevaron junto a mi esposo a explorar otra cultura. Lo que empezó como la letra del cantor “No soy de aquí ni soy de allá”, terminó siendo un viaje único que tuvo como destino Nueva York dando comienzo así a ese sueño de juventud.

Muchos años antes de que nazcan mis hijos ya sabía con el alma que quería ser mamá, y cuando nacieron Iván y Sabina fuimos aprendiendo juntos. Ellos iban creciendo y descubriendo el mundo, y yo buscando ser la mejor mamá para ellos. El hermoso y desafiante sendero de ser madre se va recorriendo paso a paso, como dice la canción “se hace camino al andar”. Cada hijo es diferente y no llegan con manual de instrucciones.

Mis inquietudes profesionales y mi amor por el turismo me llevaron a trabajar en la hotelería de Nueva York durante una década y luego en el año 2000, a abrir mi propia compañía de viajes –InterConnect Travel– trayendo miles de viajeros a la Gran Manzana.

Con InterConnect Travel aprendí a sortear obstáculos inmensos como septiembre 11 del 2001 y la Pandemia, que congelaron los viajes; como así también a sobrevivir la metamorfosis del turismo. Paralelamente comencé a incursionar en los negocios inmobiliarios y a jugar con las inversiones en la Bolsa de Valores.

Mientras levantaba mi compañía, mis hijos estaban en edad escolar y necesitaban de mi presencia, de modo que fui pionera en trabajar desde mi casa y convertirme en una de las primeras nómades digitales, ya que viajaba y trabajaba desde donde estuviera. Aprendí que a los desafíos fuertes les sigue una gran oportunidad de crecimiento.

La vida me siguió provocando cuando en el 2008 mi esposo fue diagnosticado con leucemia de la cual falleció 8 años más tarde. Con mis hijos en el secundario próximos a ingresar a la universidad, una compañía con empleados que tenía que mantener a flote y el corazón partido, me tocó levantar lo que quedaba y seguir adelante. Allí decidí cerrar el ciclo de 29 años de trabajo en Nueva York y empezar de nuevo en Florida, donde no conocía a nadie, pero la atracción de estar junto al mar me bastaba por el momento. El agua de mar todo lo cura, y con la energía del sol naciente, reinventé mi vida y rediseñé mis objetivos.

De esas caminatas descalza por la arena nace la idea de Hola Fortuna, un espacio donde me apasiona transmitir mis experiencias para que otras mujeres acorten camino y aprovechen todos los recursos que están a su disposición. Hola Fortuna es mi legado para todas las latinas que enfrentan el desafío de cada día, haciendo malabares con las responsabilidades de ser mujeres, madres, trabajadoras y formadoras de un futuro sólido para la familia.

Mis experiencias me confirman la importancia de que las mujeres sean financieramente independientes, cualquiera sea su situación familiar. Hola Fortuna es mi vehículo para empoderar e inspirarlas para que alcancen su potencial. Yo estuve en ese mismo lugar, sentí el stress de querer destacarme en todos los roles y el temor de no ser suficiente. Hoy tengo la dicha de que mis hijos ya son profesionales independientes, y con el tiempo que ahora tengo, me dedico a analizar cuál es la manera más eficiente para que las mujeres de esta hermosa comunidad de Hola Fortuna logren una vida familiar armónica y prospera. ¡Bienvenida a Hola Fortuna!