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Así de fácil es inculcar hábitos saludables a los niños

No hay periodo más fértil que la infancia para aprender y establecer buenos hábitos. Como padres, tenemos la oportunidad de aprovechar cada momento para inculcarles costumbres que les servirán a nuestros hijos de por vida.

Pienso que estamos todos de acuerdo que tener hábitos saludables es un beneficio a cualquier edad. Asimismo, romper un MAL hábito para reemplazarlo por otro mejor lleva muchísimo tiempo y esfuerzo. Por eso, lo ideal para hacernos la vida más fácil, es empezar temprano. Los niños pequeños no comprenden los motivos por los cuales hacemos esto y no aquello, pero sí van internalizando nuestros comportamientos. Por eso el educar con el ejemplo es vital en la primera infancia cuando no vienen al caso las explicaciones técnicas.

Lavarse las manos con frecuencia es importante y necesario y un tema del que se ha hablado ampliamente durante la pandemia. Si cada vez que venimos de la calle o del patio, NOSOTROS nos lavamos las manos con nuestra hija al lado y también le lavamos las manitos mientras cantamos alguna canción o repetimos algún trabalenguas para pasar unos segundos enjabonados, con el tiempo será natural venir de jugar y pasar al baño a lavarse las manos. Lo mismo ocurre antes de comer, donde se los acostumbra a que antes de cada sentada a la mesa, pasamos al baño a lavarnos las manos. A medida que crecen, les podemos explicar que esto evita traer gérmenes del exterior, etc., pero por el momento, basta con hacerlo consistentemente, TODAS las veces para que se convierta en un hábito que le será beneficioso toda la vida.

De forma similar, la rutina de cepillarse los dientes después de las comidas y antes de acostarse, puede ser transformado en una especie de juego, donde tienen que cepillar cada diente sin mojar al siguiente por ejemplo o cepillarse parados en un solo pie sin caerse. En fin, no importa que “juego” se haga, lo importante es que la actividad no sea una obligación sino algo interesante y mientras más divertido lo podamos hacer, mayor será el entusiasmo por hacerlo.

En cuanto al tema de lo que se come, tenemos que reconocer que el estilo de alimentación que tenemos en Estados Unidos en líneas generales no es saludable. Si lo fuera, no tendríamos tantos problemas de diabetes infantil, obesidad, hipertensión, etc. Entonces antes de inculcar buenos hábitos a nuestros hijos, es importante que nosotros también los incorporemos. No nos olvidemos que, si les decimos “comé esta ensalada de frutas” y nosotros nos sentamos al lado con un hot dog y una torta, el chico va a tender a copiar nuestro comportamiento y no en seguir lo que decimos. El primer paso entonces es cultivar nuestros propios hábitos alimenticios saludables para que nuestros hijos nos sigan.

Otro tema fundamental es la disponibilidad de alimentos saludables. Muchas veces abrimos la heladera o la alacena sin saber lo que buscamos y si vemos un tarro de helado, ¡allá vamos! ¡Galletitas dulces, yum yum! Bagels… ¡oh yeah! ¿Cereales con cien kilos de azúcar? ¡Si, dame más! ¿Coca Cola? ¡Obvio! Estos productos nos entran por los ojos a través de la persistente publicidad, pero además están listos para comer y al alcance de la mano. Si optamos por no comprarlos y ni siquiera tenerlos en la casa, o solo de tanto en tanto, y a la vez tenemos con fácil acceso contenedores con fruta cortada, huevos duros, agua fresca con limón o naranja exprimida sin azúcar adicional y con una vistosa hojita de menta, vamos acostumbrando el paladar a los sabores naturales de las cosas en lugar de los sabores procesados con químicos, colorantes y azúcares. Cuando los niños adquieren el hábito de comer saludable, lo más probable es que lo mantengan por el resto de sus vidas. Y que mejor regalo podemos hacerles a nuestros hijos que el inculcarles costumbres que fomentarán su salud siempre.

Hay un gran valor también en sentarse juntos a cenar con alguna comida saludable. Yo entiendo perfectamente lo que significa no tener tiempo para cocinar en casa porque he criado mis hijos mientras tenía un trabajo. Sé lo que es llegar a casa, cansada de una jornada laboral y que haya varias bocas al unísono preguntando “¿qué hay para comer?” y uno recién está entrando a la casa y ni recuerda lo que hay en la heladera. Aquí es donde un poco de preparación previa los fines de semana ayuda mucho a agilizar las comidas durante los días laborales y de escuela. Por otra parte, comidas saludables no tienen que ser necesariamente de gran elaboración. Algunas carnes magras a la plancha o al horno y unas verduras al vapor o una ensalada variada ya hacen la cena. Podemos preparar guisos con legumbres, verduras y carne en cantidad abundante que podemos dividir y usar dos veces en la semana. Son una solución poco costosa y que rinde más de una cena. Si compramos un pollo asado o lo cocinamos en el horno o la parrilla, también resuelve una o dos cenas y es saludable. Dejar lavadas y cortadas ciertas verduras como cebolla, ajo, zanahoria, etc. en contenedores, nos ayudará a solucionar rápidamente una comida. Lo mismo con cocinar anticipadamente lentejas, red beans, black beans que nos van a sacar de apuro durante la semana cuando tengamos menos tiempo.

El estar nosotras preparadas para armar una cena saludable en forma rápida, nos evitará el llamado desesperado para que hagan delivery de pizza tres noches a la semana, o tener que pasar por el drive-through de McDonalds de camino a casa. Mostrémosle a nuestros hijos con el ejemplo, sin darles un sermón sobre la comida saludable, pero ofreciéndoles una cena nutritiva, con sabores variados, donde ellos puedan ir experimentando con distintas frutas, verduras, tipos de carne y así le vayan tomando el gusto. Comer saludable no es restrictivo.

La costumbre de cenar en familia es importante además porque evita la necesidad de estar constantemente buscando snacks. Una buena cena nos deja satisfechos y sin necesidad de incontables viajes a la heladera. Al mismo tiempo se genera otro buen hábito que es el diálogo familiar, la oportunidad de comentar como fue el día, el que los padres conozcan que está pasando en la escuela o en el day care, de saber quiénes son sus amigos. Yo recuerdo con particular nostalgia las cenas familiares, aun cuando me veía en figuritas para poder llegar con todo, porque era un momento de reconexión con cada miembro de la familia y de conocer de una manera natural lo que preocupa, alegra o frustra a nuestros hijos.

Tomar unos seis vasos de agua por día es otro habito necesario para el funcionamiento adecuado de nuestro cuerpo. La mayoría de las personas, niños y adultos, andamos por la vida deshidratados, lo cual afecta adversamente todas las funciones del cuerpo. Además, muchas veces confundimos nuestra necesidad de tomar líquidos con hambre, entonces ingerimos más snacks de lo que fuera necesario si estuviésemos bien hidratados. ¡Te propongo un juego con tus hijos! Descargá esta planilla que te dejo como regalo y marcá todos los días cuántos vasos de agua consume cada uno. ¡Después contame quien es el más hidratado de tu familia!

En Estados Unidos el horario escolar se extiende hasta las tres de la tarde, de modo que hay que ocuparse también de que lleven el almuerzo. Esta es otra oportunidad para desarrollarles hábitos saludables. Mis hijos nacieron y crecieron en Nueva Jersey y el invierno es largo y frío. En lugar de enviarles un sándwich, que es el almuerzo típico, les enviaba un termo de boca ancha con un guiso de lentejas, o una sopa calentita y fuerte de carnes y verduras o algo similar. Eso sí, todos los días les ponía un sticker con un corazón o algo similar en la tapa del termo para que recuerden que esa comida fue preparada con amor como ingrediente principal. Hay que alimentar el alma además del estómago, creo yo. Es reconfortante ver que han pasado más de 15 años desde que preparé la última lonchera y mis hijos todavía recuerdan los suculentos guisos y los corazones.

Los niños son en general inquietos y tienen energía para moverse, creo que toda mamá lo puede afirmar. Eso es bueno porque es necesario que no lleven una vida sedentaria. Pero si cuando llegan de la escuela les ponemos un control remoto en las manos, no tendrán mucha oportunidad de expresarse físicamente, que es algo necesario. Las prácticas de deportes, el jugar con otros niños, el bailar en la casa si el clima no permite salir afuera, el seguir un video de gimnasia a nuestro lado, son todas actividades que les fomentarán el hábito del movimiento, la coordinación y la expresión corporal.

Por otra parte, no solo es importante las costumbres que les inculcamos, sino también las que no alentamos. Fumar en la casa, o el uso de drogas, o exceso de alcohol por parte de los padres, son conductas que los chicos al crecer ven como natural y van a estar más inclinados a probarlas que otros niños que no estén expuestos. La comunicación honesta y apropiada a la edad respecto a estos temas es importante. Nuestros hijos van a tener acceso en algún momento a cigarrillos, drogas y alcohol, y lo más probable es que sea antes de lo que creamos. El hablar con ellos del tema cada vez que se presenta la oportunidad es necesario para afianzar el conocimiento de lo que hace daño y explicarles que hay otras maneras más positivas y eficientes de canalizar la frustración y la depresión.

Convengamos que no hay madres ni padres perfectos. La única garantía es que nos vamos a equivocar más de una vez, pero lo importante es tomar conciencia de que cuando nacen nuestros hijos tenemos un lienzo en blanco donde podemos pintar hábitos saludables que van a ayudarlos toda la vida. Empecemos por cultivar los propios para que nuestros pequeños nos imiten, y a medida que crezcan, podamos conversar con ellos sobre las razones por las cuales elegimos vivir saludablemente.

Sandra Camponogara
Sandra Camponogara
Sandra emigró a los Estados Unidos en 1988 desde su Argentina natal con grandes sueños y sin ahorros. Después de trabajar en la industria del turismo en la ciudad de Nueva York durante unos años, comenzó su propia compañía de operadores turísticos, InterConnect USA en 2000 y dos décadas más tarde creó su segunda compañía, Hola Fortuna. Reinventándose una y otra vez a través de desafíos comerciales y personales, Sandra alienta a las latinas a buscar el equilibrio y la independencia financiera.

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