¿Eres de los que se estancan en viejos patrones de comportamientos autodestructivos? Recordemos que si nos quedamos parados en este tipo de conducta, nos volvemos víctimas eternas. Es así como atraeremos más de lo mismo por siempre.
A veces es preferible decir “no” y que se molesten con nosotros, que decir “si” y después molestarnos con nosotros mismos, porque no disponemos del tiempo necesario para atender nuestros propios asuntos.
Entre los cambios que siempre buscamos, deberíamos incluir la palabra “no” más seguido.
Es útil entender que la gran mayoría de las personas viven apresuradamente, tratando de robarle horas al día y muchas veces, se cargan de responsabilidades que ni siquiera les corresponden. Tal vez, te invitaron a formar parte de un proyecto, y cuando estabas muy entusiasmado aportando mucho… te pusieron límites y te sentiste frustrado, entregando tu valioso tiempo a quienes te ignoraron.
Tiempo después, te quejarás porque no podrás cumplir con tus propias obligaciones, porque te sentirás cargado de compromisos de familiares, conocidos y amigos a los que no supiste decirles “no” en el momento indicado.
Aprender a decir “no” … puede hacerte poner rojo, o que te veas mal en el primer momento, pero luego comprobarás que te valdrá una fortuna de ganancias.
Y aquí aparece un eslabón muy interesante de esta cadena de comportamientos. Porque muchas veces, para no quedar mal con conocidos, amigos o familiares, algunas personas aseguran que podrán ayudarles, utilizan su valioso tiempo para cumplirles las promesas que hicieron, pero llega un momento en que no puedes con todo -y ni siquiera te lo agradecen- ni con tus responsabilidades, ni con las ajenas.
¿Por qué no atreverte a decir que no podrás cumplir con compromisos ajenos?
Porque muchas veces tendrás sentimientos de culpabilidad, sin darte cuenta que, en esos momentos, estas priorizando las necesidades de los demás, antes que las tuyas. Y por lo general, hasta te sentirás culpable de ofrecer un “no” como respuesta a la petición de otra persona.
Muchas veces, te invadirán pensamientos de que no eres un buen hermano (por dar un ejemplo) o ser un mal amigo, o descalificarte tu mismo como un mal amigo, o una mala persona si no ayudas a otros.
Evidentemente, ni eres un mal familiar ni un mal amigo, ni eres egoísta. No se trata de ponerte por encima de los demás… ni por debajo. Es una cuestión de equilibrio. A veces está bien ayudar a los demás, pero sin llegar a complicarte la vida y valorando siempre de forma objetiva cada situación.
Por ejemplo: ¿Hasta que punto es una prioridad acompañar a tu hermano al médico, sacrificando ese tiempo para atender tus propios proyectos o compartiendo con tus hijos? ¿Vale realmente la pena quedarte a hacer horas extras sin que te las paguen solamente para quedar bien con tu jefe?
Otras veces, te sobre implicas en los asuntos de otros, y esto ocurre cuando ven en ti lo responsable que eres, entonces ayudas a los demás con cosas que no te compiten, aunque los demás estén capacitados para hacer las mismas tareas.
Algo más que forma parte de los errores que la gente comete, es sobrevalorar “el que dirán”, poniendo como prioridad la opinión de los demás por encima de tus propios motivos.
Estar pendientes de lo que los demás piensen de ti, pretender que los demás reconozcan que eres amable, buen profesional, agradando siempre a los demás, puede llegar a quitarte un tiempo muy valioso para aplicar en tus propios proyectos, en tus importantes negocios, que muchas veces descuidas, por quedar bien con otros… y no saber decirles: “NO”.
SI y NO son palabras muy cortitas… pero de mucho significado y la mayoría de nuestros problemas son, por decir SI demasiado rápido y NO… demasiado tarde.
Aprende a decir NO y te liberarás de responsabilidades que no te corresponden.