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Consejos para reducir gastos ¡sin sufrir!

¿Te preocupa no tener suficiente dinero? Existen solo dos maneras para lograr tener más: aumentar nuestros ingresos o ajustar nuestros gastos. Hoy te quiero contar varias formas en las que podés reducir costos y pagar menos por productos y/o servicios. Prestá mucha atención hasta el final, porque esta reducción de gastos puede llegar a significar miles de dólares al año.

El primer paso es saber exactamente en qué gastas. Y acá me refiero a anotar absolutamente todo, desde las compras en el supermercado hasta esa bebida que compraste al paso, o las medias con la cara de Minnie que viste en una vidriera. Durante uno o dos meses anotá todos los gastos, chicos y grandes, para tener en claro dónde se está yendo el dinero.

Cuando ya tengas afianzado este paso, lo segundo más importante es hacer un presupuesto. De esta forma vas a saber exactamente cuántos ingresos tenés y cuáles son todos los gastos mensuales que haces. Tendrás así un panorama claro y podrás identificar cómo gastar MENOS de lo que ganas. Si querés saber cómo hacer un presupuesto sencillo y adaptado a tu medida, te invito a que hagas mi Curso de Presupuesto Simplificado.

Y ahora que ya sabés dónde estás parado con tu dinero, veamos cosas prácticas que podés hacer para dejar de gastar de más ¡empezando ahora mismo!  Algunas quizás te parezcan que no suman mucho en tu día, pero cuando veas en el año el total de lo que gastás en cosas que son evitables, allí te darás cuenta de la importancia de prestar atención a estos detalles:

GASTOS POR SERVICIOS DE ELECTRICIDAD, GAS, AGUA. Estos servicios son imprescindibles, pero podés apagar las luces cuando salís de una habitación y queda desocupada; bajar la temperatura del calentador de agua, ya que está diseñado para mantener esa temperatura constantemente, lo cual consume mucha energía y no siempre es necesario; poner un termostato programable para reducir la calefacción o aire acondicionado cuando no estás en la casa. De igual manera, no usar la calefacción o aire acondicionado en extremo, ya que cada grado de temperatura de diferencia conlleva un costo. Desconectar los aparatos electrónicos que no están en uso ya que incurren en un consumo de electricidad y no reportan ningún beneficio si no los estás utilizando. Usar bombillos de luz LED, que, si bien son un poco más costosos al comprarlos, duran más y consumen menos.

GASTOS DE VIVIENDA. Es uno de los gastos principales, y hay maneras de mantenerlos bajo control. Analizá con cuidado si te conviene alquilar o comprar casa. Ambas opciones tienen sus ventajas, pero para tomar la decisión de comprar tenés que estar seguro de que podrás afrontar los costos.

Si ya sos propietario y tenés un mortgage, podés refinanciar cuando los intereses en el mercado están mucho más bajos que los que estás pagando. Esto te reducirá el pago mensual de la hipoteca o mortgage.

Si estás rentando, al terminar el contrato podés negociar con el dueño de la propiedad ya que al landlord tampoco le conviene tener la casa desocupada hasta que consigue un nuevo tenant, seguramente tendrá que gastar en algunos arreglos para volver a alquilarla y eso no le conviene. También podés considerar la opción de mudate a un lugar más pequeño, quizás en otro vecindario más económico, o de alquilar un cuarto a un roommate. Al buscar nuevos lugares para alquilar hay que tener en cuenta los costos que involucra mudarse: la compañía de mudanzas, y también el depósito de seguridad de la nueva vivienda y el mes que se paga por anticipado.

GASTOS DE MEMBRESIAS, SUSCRIPCIONES, RENOVACIONES AUTOMATICAS A SERVICIOS, ETC. Es muy fácil olvidarse de cancelar servicios que no usamos y que tienen un costo. A mí me pasa más con las suscripciones anuales, porque es un solo gasto al año y para el momento en que llega el cargo en la tarjeta, han pasado quizás 6 o 7 meses que no lo necesito y estoy pagando de más. Si utilizás Roku o pasas más tiempo viendo Netflix, quizás no hace falta que pagues por servicio de cable, lo cual te puede ahorrar fácilmente más de $1000 al año. Revisá qué servicios o suscripciones ya no precisás y cancelalas de inmediato, asegurándote que el cargo no sigua llegando a la tarjeta de crédito.

EVITAR CONTRATAR A OTROS: YouTube tiene videos para enseñarte a hacer y armar cualquier cosa, y hasta es interesante aprender cosas que nunca habíamos hecho antes. La próxima vez que estés por contratar a alguien para que te haga tal o cual cosa, fijate si no te animás a hacerlo vos mismo y de paso te ahorras bastante dinero.

COCINÁ EN CASA. No solo que es más saludable, sino que también es más económico. Preparar una cena no tiene que ser fancy ni complicado. Basta con tener unos cuantos ingredientes no procesados y ya podrás armar una comida nutritiva y sabrosa.

IR AL SUPERMERCADO CON UNA LISTA. Cuando no la llevamos, terminamos comprando cosas de las que no habíamos notado su ausencia, es decir, que no necesitábamos, y es probable que nos olvidemos de aquello por lo que originalmente fuimos, lo cual nos hará ir nuevamente al supermercado y tener una ocasión más de tentarnos y gastar de más. Casualmente hoy abrí la heladera y vi los dos tarros de helado que compré en el último viaje al supermercado. Fui sin una lista y con hambre, y ahora tengo helado que no necesito y diez dólares menos que podría haber gastado en otra cosa. 

AHORRÁ EN TODOS LOS EXTRAS. ¡Que alegría cuando encontramos veinte dólares en el bolsillo de un pantalón! Es bueno poner ese dinero que no sabías que tenías en una cuenta de ahorro o inversión. Lo mismo cuando recibís un aumento de sueldo, alguna bonificación o el reintegro por los impuestos. Si continuás viviendo con el dinero que tenías antes sin considerar el aumento, y a ese dinero lo invertimos, o ponemos en un fondo de retiro, vas a hacer crecer antes tu capital sin que lo sientas como un sacrificio.

VENDÉ LO QUE NO USES. Si vos sos como yo y la mayoría de las personas que conozco, seguramente en tu casa hay cantidad de ropa y objetos que ya no usás, no te gustan más, o no te sirven. Es muy beneficioso en varios aspectos el liberarse de cosas en desuso o que ya no son de tu agrado, porque a otros les pueden servir y además vos podrás hacer algún dinero en el proceso. Tomá la costumbre de revisar regularmente tu casa y armarios y ver de qué cosas te podés deshacer.

USÁ UNA APLICACION PARA PRESUPUESTO. Hay varias aplicaciones interesantes como Mint que ayudan a mantener los costos bajo control. Me encanta cuando por ejemplo me avisa que este mes me subió más tal o cual cuenta, o que el banco me ha cobrado algún fee. Son cosas que si no tenés una app que te avise, es posible que esos costos se vayan pasando por alto sin que tengas la oportunidad de revisar si son correctos o no.

COMPARÁ LOS PRECIOS DE LOS SEGUROS. Vale la pena invertir tiempo en comparar cotizaciones del seguro para la casa, el auto, seguro de vida, etc. Las diferencias entre la cobertura y precios que ofrece una empresa versus otra pueden ser significativos y es bueno pedir presupuesto a por lo menos tres compañías antes de decidir.

PAGÁ TUS DEUDAS. Si realmente querés reducir tus gastos y ahorrar dinero, esto es primordial, particularmente si tus deudas son de tarjetas de crédito que tienen en general intereses altísimos. El dinero que gastás en intereses y fees, es dinero que no podés usar para otra cosa más productiva, es dinero que estás pagando por la conveniencia de poseer algo antes de que estés en condiciones de comprarlo. Mientras más te demores en pagarlo, más caro te resultara el producto. Una alternativa es comenzar a comprar en efectivo para no aumentar la deuda, poner pagos en automático donde se pueda y refinanciar la deuda a un interés menor para liquidarla lo antes posible.

Estas medidas en su conjunto contribuyen a poner miles de dólares más por año en tu bolsillo. Es importante no esperar para comenzar a tomar conciencia de cuáles son las áreas en donde podés reducir costos y comenzar a ahorrar. Buscá la manera de retomar el control y asignarles un mejor uso a tus billetes.

Sandra Camponogara
Sandra Camponogara
Sandra emigró a los Estados Unidos en 1988 desde su Argentina natal con grandes sueños y sin ahorros. Después de trabajar en la industria del turismo en la ciudad de Nueva York durante unos años, comenzó su propia compañía de operadores turísticos, InterConnect USA en 2000 y dos décadas más tarde creó su segunda compañía, Hola Fortuna. Reinventándose una y otra vez a través de desafíos comerciales y personales, Sandra alienta a las latinas a buscar el equilibrio y la independencia financiera.

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