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La necesidad de detenerse y evaluar nuestro camino

Somos el resultado de decenas de millones de años de prueba y error a nivel genético. Nuestras tendencia a alejarnos cuando pensamos que una situación es demasiado para nosotros (y está comprobado que  esto sucede en la mayoría de los casos, pues sobredimensionamos la negatividad) es un instinto naturla. Se trata de la “reacción de lucha o huida”. Se origina en lo que sucede en los animales ante una situacion de estrés o algo que perciben como amenazante. La cuestión es que , como seres humanos, hemos pasado de seres meramente intuitivos y reaccionarios a tener la capacidad de elegir nuestras reacciones y condicionar nuestro comportamiento.

Esa reacción sirvió, durante muchísimo tiempo, para asegurar nuestra supervivencia, lo cual es entendible. Al encontrarnos frente a una sustancia peligrosa o un animal mucho mayor que nosotros es sumamente útil poder huir sin tener que siquiera pensar en ello. Pero, ¿que tan seguido ocurre eso hoy en día? Nuestra necesidades y preocupaciones hoy son ampliamente distintas a las que teníamos como especie hace un tiempo, y deberíamos cambiar nuestra mentalidad acorde a esto.

El problema es que nuestra mente intenta respaldar lo que nuestros instintos nos dicen. Si naturalmente sentimos que no podemos hacer algo, o que una situación nos supera, que se nos cerró una puerta laboral porque no lo merecíamos, entonces nuestro cerebro automáticamente busca todos los ejemplos que justifiquen ese sentimiento. Es como cuando nos interesa un auto o aprendemos una nueva palabra y de repente los vemos por todos lados. ¿ Acaso comenzaron a aparecer autos y todo el mundo se puso de acuerdo en usar esa palabra? Parece dudoso. Lo que sucede es que nuestra mente tiene la capacidad de centrarse fuertemente en una cosa, lo cual causa que ignore lo demás.

Un estudio realizado en la Universidad de Columbia, en Nueva York, descubrió analizando más de mil casos de audiencias de libertad condicional en prisiones israelíes que los jueces eran más propensos a concederla cuando acababan de comer, y a medida que estaban más y más hambrientos la probabilidad bajaba casi hasta cero. Pensemos en eso por un momento: ¿cómo te sentirías si tu libertad dependiese de que la comida del juez llegue a tiempo?

Lo que el estudio nos muestra es que si algo nos molesta o irrita, tendemos a tomar la decisión más fácil. Y darse por vencido siempre es más fácil que perseverar, o intentar superar un problema. Con esto en mente y pensando en retrospectiva, no podríamos encontrar muchos casos similares en nuestra vida?

Debemos ser concientes de cuál es la narrativa que nos lleva adelante. Preguntarnos si estamos en el lugar en el que queremos estar o simplemente donde nos sentimos cómodos. Constantemente deberíamos hacer una pausa y pensar en cómo llegamos a la situación en la que nos encontramos y si no nos dejamos llevar demasiado por lo que se siente natural, sin examinar lo que deseamos crear y experimentar. Quizás sea como dijo alguna vez el más riguroso examinador de la historia, Sócrates: “una vida sin examen no merece ser vivida”

Sandra Camponogara
Sandra Camponogara
Sandra emigró a los Estados Unidos en 1988 desde su Argentina natal con grandes sueños y sin ahorros. Después de trabajar en la industria del turismo en la ciudad de Nueva York durante unos años, comenzó su propia compañía de operadores turísticos, InterConnect USA en 2000 y dos décadas más tarde creó su segunda compañía, Hola Fortuna. Reinventándose una y otra vez a través de desafíos comerciales y personales, Sandra alienta a las latinas a buscar el equilibrio y la independencia financiera.

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