Ser mujer es caro. ¡Oh yeah! Y quizás estás pensando que es porque compramos más ropa, nos gusta coleccionar zapatos y maquillaje para vernos aún más bonitas, y claro que sí, pero también hay otros factores no opcionales que encarecen nuestra vida diaria y que, si los sumamos, terminamos pagando muchísimo más que un hombre.
Estudios del estado de New York y de California muestran que las mujeres pagamos un promedio de $2000 más al año en costos extras que lo que los hombres pagan por similares productos o servicios. Algunos rubros de productos y servicios típicamente cuestan entre 4% y 15% más cuando están dirigidos a niñas o mujeres, sin una razón aparente más que el destinatario. Este premium que se paga por los productos específicos para mujeres, se conoce como pink tax o impuesto rosa, aunque no es específicamente un impuesto propiamente dicho y ahora les cuento en más detalle cómo esto afecta tu bolsillo y el mío.
Para ponerlo en perspectiva, si los $2000 anuales que se estima que pagamos en Pink tax los destinásemos a invertir a lo largo de 40 años, al final tendríamos un total de $550,000 en nuestra cuenta de retiro. ¿Qué tal?. Y si a eso le sumamos la diferencia salarial entre hombres no hispanos y mujeres latinas, donde tenemos una desventaja de $1 millón de dólares a lo largo de nuestra carrera, vemos que nuestra finanzas se ven directamente afectadas.
Algunos productos por los que típicamente las mujeres pagamos más son juguetes, ropa y accesorios deportivos para niñas vs los mismos elementos para niños, productos de cuidado personal como jabones, afeitadoras descartables, shampoo y desodorantes, ropa de mujer, servicios de mecánica de autos, tintorería o dry cleaning y hasta los seguros de automóvil.
Y, por último, están los impuestos propiamente dichos a productos de higiene femenina que son imprescindibles y cualquier mujer es testigo que éstos no son un lujo ni opcionales, sino más bien artículos de primerísima necesidad. En Estados Unidos hay un número de productos esenciales que están exentos de impuestos en la mayoría de los estados, específicamente comestibles y medicamentos, incluyendo Viagra por supuesto. Pero los productos de higiene femenina están considerados como productos de belleza y cuidado personal, no como algo necesario y, por lo tanto, sujetos a un impuesto que se conoce como “tampon tax” o “impuesto al tampón”. La mitad de los estados en Estados Unidos ya han abolido este impuesto, y hay fuerte presión para que el resto lo haga también.
La solución a estas desigualdades, que afectan el presupuesto de cada una de nosotras, pasa por educarnos, por entender como pagar 4 dólares más aquí y 7 dólares mas allá en nuestro día a día, representan cientos de miles de dólares a lo largo de nuestra vida adulta, y que definitivamente no es aceptable. Tenemos el recurso de contactar a nuestros legisladores y presionarlos para que eliminen estas injustas desigualdades. Podemos informarnos y cuestionar las cotizaciones de nuestro mecánico y el precio de ciertos artículos, elegir diseños unisex en lugar de una máquina de depilar descartable que, por ser color rosa, cueste más.
El conocimiento empodera, y como consumidoras, podemos votar con nuestro dinero. Estamos hablando de tu capital y del mío con todo lo que eso implica, incluyendo oportunidades hoy, y bienestar económico durante nuestro retiro.