Los hijos se van a la universidad o se independizan para empezar a trabajar, y los padres nos quedamos solos. Sobrevivimos sus primeros romances, el que nos pidan las llaves del auto, los dramas de la ¨prom¨ y cuanto más. Pero ahora ya no viven en casa y con ellos se fue el bullicio de amigos, la música a todo volumen, los ¨pajama parties¨, las prácticas de banda musical en el garage, y la casa nos queda grande y silenciosa.
Por suerte, mientras criábamos los chicos, mantuvimos viva la relación de pareja, porque modo contrario, estaríamos acompañadas por el desconocido de siempre. Este paso de nuestros hijos hacia su independencia y adultez, se conoce como el síndrome del nido vacío.
Cuando mis hijos partieron para la universidad, por un lado sentí que mi mundo paró de girar. Celebré el verlos iniciar su independencia para la cual los criamos, pero por otro lado, el silencio en la casa me aturdía. Como siempre hago en momentos de cambios pivotales, analicé la situación con toda la objetividad que pude y resolví que después de 18 años de dedicación a su crecimiento, era tiempo de enfocarme en esta persona. Mi primera decisión ejecutiva como consecuencia del nido vacío, fue anotarme en clases de tango argentino ¡chan chan!
Y mientras nuestros hijos saborean sus primeros pasos como adultos independientes, nosotros como padres, también pasamos por una transición que es oportuna para re-evaluar nuestra situación financiera y donde estamos en nuestro camino hacia un retiro cómodo.
Ideas para poner en práctica:
1. Hablar con tus hijos sobre ayuda financiera
Como padres, siempre sentimos que tenemos una responsabilidad sobre el bienestar económico de nuestros hijos, aún cuando ya son mayores. Y con frecuencia, les seguimos ofreciendo nuestro apoyo financiero. Esto es entendible si no están ellos generando ingresos, por ejemplo cuando están full-time en la universidad, pero es crítico que los hijos comiencen a manejar sus propias finanzas y a vivir dentro de sus posibilidades. La ayuda se convierte en un problema cuando esto pone a los padres en una situación vulnerable con sus propios recursos o retiro. Una de las mejores maneras de solucionar este tema, es planear en conjunto con los hijos la transición de estos a su independencia financiera. Una vez que ellos están ya seguros económicamente, podés redirigir esos fondos con los que los mantenías a tu propio retiro.
2. Reconsiderá tu vivienda
El nido vacío representa una gran oportunidad para reducir el tamaño de la vivienda, ya que al no estar los hijos en casa, no se necesita el mismo espacio. Mudarse a una casa más pequeña permite cortar los gastos de mantenimiento y puede ser un cambio necesario que acompaña a la transición en esta etapa de la vida. Al cortar o reducir los gastos de hipoteca o renta, impuestos, servicios, etc quedan más fondos disponibles para retiro o para pagar deudas.
3. Reconsiderá el plan para tu retiro
Quizás tus gastos sean menores hoy en día, tenés menos gastos de mercados y actividades pagas para los hijos. Este es el momento de reevaluar tu plan de retiro y comenzar a contribuir lo máximo que te sea posible a través de tu Plan 401K en el trabajo u otros planes de retiro para contribuyentes que no están en relación de dependencia.
4. Evaluá tu plan de herencia
Es importante proteger tu legado financiero y tomar acción, ya que brindará seguridad a tus seres queridos. También podés considerar si querés hacer contribuciones a causas de caridad que sean importantes para vos. Si tenés una cifra considerable en bienes, es conveniente consultar a un asesor financiero que evaluará tus objetivos y creará un plan personalizado. Pero en cualquier caso, es importante tener en claro y documentar como anticipamos, qué será nuestro legado financiero. Las palabras, como sabemos, se las lleva el viento.
Este es un momento importante en la vida de una madre o padre. Cuando mis hijos se fueron a la universidad y dejaron de vivir en casa para radicarse en el campus universitario, me llevó un poco de tiempo adaptarme. Durante un par de meses seguía comprando cantidades exageradas de comida, sin poder calcular bien las compras de mercado. No es lo mismo cuando hay adolescentes que hacen deportes y traen sus amigos a cenar en casa, vs mamá y papá solos. Pero pasado el reajuste logístico y emocional inicial, vino la etapa de reevaluación que les acabo de contar. Y mirando hacia atrás, las decisiones tomadas me van a favorecer por el resto de mis días.
Para mi fue importante criar mis hijos para que fueran adultos independientes en todo sentido, en su pensamiento, acciones, finanzas, etc. Eso no los hace distantes, al contrario, me siento profundamente unida a ellos y con la tranquilidad de que no dependen de mi para su subsistencia. Y como consecuencia de haber planeado mi futuro financiero hace ya un tiempo, hoy en día mientras mis hijos trabajan para generar sus propios futuros, yo tengo la libertad de bailarme despreocupadamente, unos lindos tangos.
