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¿Comprar un auto o sacar lease? ¿Pagar en efectivo o financiado?

Cuando vamos a comprar un vehículo tenemos que decidir si vamos a hacer un lease (que es como alquilarlo por un período de 3 o 4 años) o si vamos a comprarlo. Y si elegimos esta última opción, debemos pensar si lo haremos con o sin financiación. Para ello, es importante entender cómo funcionan los préstamos para la compra de automóviles.

Cuando uno saca un préstamo para comprar un auto, hay cuatro variables en juego:

  • Capital
  • Duración del préstamo
  • Interés
  • Cuota mensual

Los concesionarios de autos manejan muy bien estas variables para alentarnos a comprar un vehículo de mayor costo de lo que pensábamos. Si le digo a un vendedor que quiero un vehículo con una cuota mensual no mayor de $400, él puede jugar estirando la duración del préstamo de 5 a 6 años, por ejemplo, (ya que la duración es otra de las variables) para que así pueda yo acceder a un auto más caro, ¡porque voy a estar pagando cuotas durante 1 año más!. Por esta razón, la regla de oro es enfocarse en el valor total del vehículo, y no en la cuota del mes.

Otro punto a tener en cuenta es no caer en la tentación de los extras, como son los asientos de cuero, techo que se abre, ruedas especiales, protección de pintura, alarma y mil cosas más que el vendedor nos ofrecerá poner dentro del préstamo. No tiene sentido pagar intereses por adicionales que no son necesarios para nosotros.

Antes de ir al concesionario donde se hablará de la financiación, hay que tener en claro cuál es nuestro puntaje de crédito (en ingles Credit Score) y conocer cuáles son los intereses del mercado. Si tenemos buen puntaje de crédito (690 a 850) somos candidatos para recibir buenos intereses, y al conocer los intereses que cobran los bancos y credit unions por un préstamo para compra de autos, sabremos si la oferta que nos están haciendo es o no competitiva.

Tengamos en cuenta, además, que no tenemos que si o si sacar la financiación con el mismo concesionario, también podemos sacar el préstamo en un banco o credit unión si es más conveniente y beneficiarnos así del descuento por pago contado que nos da el concesionario.

Si vas a utilizar tu vehículo existente como parte de pago, averiguá cuál es su valor antes de ir a comprar el nuevo, y de esta forma, podrás rechazar una oferta muy baja.

Compará precios y condiciones en varios concesionarios, no te quedes con una sola oferta, ya que es una compra importante para cerrarla sin hacer averiguaciones. Es importante también que te sientas cómodo con los términos del préstamo, y de no ser así, no dudes en no seguir adelante con el préstamo. No te preocupes si has pasado media tarde con el vendedor viendo autos y haciendo papeles… es preferible abandonar la compra y en todo caso volver en otro momento, porque luego es difícil deshacerse de un préstamo que no nos queda bien.

En mi opinión, en el 99% de los casos, los préstamos para la compra de automóviles no son buena idea ya que los vehículos no son inversiones (las inversiones ponen dinero en tu bolsillo) sino que son una responsabilidad (las responsabilidades sacan dinero del bolsillo). El auto pierde valor rápidamente (20% el primer año y 15% cada año sucesivo) y cuesta dinero mantenerlo: gasolina, mantenimiento, seguro.

Por eso ocurre con frecuencia que para el segundo año que estamos pagando el préstamo, debemos más dinero que el valor del vehículo. Esto ocurre porque sacamos un préstamo por el total del valor del vehículo, digamos $25,000 y con la depreciación, en poco tiempo vale $20,000 pero nosotros todavía debemos $22,000. ¡Wow!

Una regla básica e importante, es que, si no lo podemos comprar en efectivo, es porque ese producto no está a nuestro alcance; y con los autos no es diferente. Quizás tenemos que reevaluar si en lugar de comprar un vehículo nuevo o semi nuevo con un préstamo, quizás sea mejor comprar uno usado que podamos pagar en su totalidad. Vivir con la tranquilidad de no tener deudas (salvo las que sirven para generar más dinero) es algo a tener en consideración.

La otra opción para acceder a un vehículo nuevo es mediante un lease o alquiler. Esto es el equivalente de pagar alquiler por una vivienda. Un detalle que a veces se pasa por alto, es entender que no somos dueños del vehículo, simplemente lo estamos utilizando por el período que dure el lease, generalmente 3 o 4 años. Cuando el período del lease termina, tenés la opción de devolver el vehículo (y sacar otro) o comprarlo a un precio predeterminado en el contrato. Con el lease nunca sos propietario del vehículo, esa es la diferencia fundamental con la compra.

Las ventajas de hacer un lease en lugar de comprar es que siempre tenés un auto nuevo (no más de 3 o 4 años), no debés preocuparte por el mantenimiento porque al ser nuevo se rompe poco, además, está todavía cubierto por las garantías del fabricante, y las cuotas mensuales son menores a las de compra.

Las desventajas del lease es que no adquirís ningún tipo de capital por el auto. Al igual que el alquiler de un departamento, haces pagos mensuales, pero no sos dueño del vehículo cuando termina el lease. Por lo tanto, no lo podés vender, o entregarlo en forma de pago para sacar tu próximo vehículo. Desde el punto de vista del impacto financiero, el lease no es atractivo. Por otra parte, si tu auto tiene destrucción total antes de que termine el lease, serás responsable por los costos que no cubra el seguro, salvo que tengas “gap insurance”, que se hace cargo de las cuotas que falten hasta terminar el contrato.

Resumiendo, la mejor manera de comprar un auto es al contado y que esté dentro de nuestro presupuesto. Si tenemos que recurrir a un préstamo, hay que familiarizarse como funcionan para evitar que un vendedor ansioso por cerrar la venta nos dibuje los números de una y otra forma hasta que nos gusten. Y cuando la estrategia financiera no es una consideración, sino que la prioridad es tener un vehículo nuevo y confiable todo el tiempo, el lease es una alternativa muy popular. 

En estos 33 años que llevo en Estados Unidos, he puesto en marcha todas las opciones. He tenido autos económicos, pero en buen estado comprados al contado, autos comprados con préstamo y lease. Según el momento y las circunstancias, uno elige uno u otro. Lo importante es entender las consecuencias financieras que tiene cada decisión. 

Sandra Camponogara
Sandra Camponogara
Sandra emigró a los Estados Unidos en 1988 desde su Argentina natal con grandes sueños y sin ahorros. Después de trabajar en la industria del turismo en la ciudad de Nueva York durante unos años, comenzó su propia compañía de operadores turísticos, InterConnect USA en 2000 y dos décadas más tarde creó su segunda compañía, Hola Fortuna. Reinventándose una y otra vez a través de desafíos comerciales y personales, Sandra alienta a las latinas a buscar el equilibrio y la independencia financiera.

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