Yo siempre hago las cosas a la misma hora: “a último momento”. Esto es un mal generalizado, ya que en un momento u otro todos sufrimos de lo mismo, especialmente si el proyecto es complicado o aburrido.
Y creo que, en gran medida, posponemos las cosas porque no estamos energizados. Cuando uno anda arrastrándose, sin ánimo, cansado, desmoralizado, las cosas no ocurren. Definitivamente nadie tiene un día productivo cuando se está así. ¿Pero de donde sacamos la energía que necesitamos para crear ese “momentum”? Idealmente, de hacer cosas que nos apasionan. Esto es especialmente cierto con proyectos de trabajo o cuando queremos empezar un emprendimiento por ejemplo. Cuando encontramos la pasión en lo que hacemos, la energía llega sola y allí tomamos la decisión de comprometernos con el proyecto y hacer lo que sea necesario para ejecutarlo en su totalidad.
Pero convengamos que también dilatamos el ocuparnos de proyectos domésticos, como preparar los impuestos -“todavía hay tiempo”-, hacer las compras de Navidad –“voy a esperar a ver si salen más ofertas”-, ocuparnos de nuestras finanzas personales -“no sé por dónde empezar”-, llamar a alguien con quien tenemos alguna disputa -“lo llamo mañana o uno de estos días”-, y así vamos pateando la lata para adelante y nos sentimos mal por no haber tenido la disciplina de hacer lo que sabemos que tenemos que hacer. Pero tranquila, que aquí te voy a dar unas cuantas ideas para que no te siga pasando.
Primero que todo, sigamos la filosofía de Julio Cesar y Napoleón que hablaban de Dividir y Conquistar. Cuando el proyecto es inmenso o tiene muchas etapas, nos intimida y nunca lo empezamos. Pero si lo dividimos en varias secciones, que sean objetivos alcanzables, nos iremos sintiendo bien de ir alcanzando esas mini metas y eso a su vez nos dará el “momentum” necesario para continuar hasta completarlo.
Luego, tenemos que aprender a manejar nuestro tiempo eficientemente. Cuando empezamos a prepararnos para trabajar en el proyecto en cuestión, evitemos distracciones e interrupciones que nos alejan de nuestro objetivo y también es importante reunir antes de comenzar todo el material que necesitamos para avanzar y completar la consigna.
Movete, bailá, hacé ejercicio: el movimiento genera más energía, lo cual hará más sencillo que nos pongamos en marcha con nuestro proyecto. ¡El letargo no inspira a la acción! Yo empiezo el día con música y movimiento, lo cual me da el empujón que necesito para concretar cosas. ¡Me funciona mucho mejor que cuatro cafés!
Dominar la ‘ley’ de Parkinson – esto no tiene nada que ver con el desorden neurológico que nos hace temblar las manos. Cyril Parkinson era un historiador británico que decía que un proyecto se extiende para ocupar todo el tiempo asignado al mismo. Es decir que, si dispongo de dos semanas para preparar el contenido para este video, la idea me va dando vueltas en la cabeza, investigo sobre el tema, pero lo más probable es que le empiece a dar forma concreta alrededor del día 13 o 14, cuando ya lo tengo que subir a YouTube. Por lo tanto, grabar este video me llevó 2 semanas en este ejemplo. Por el contrario, si sé que estoy preparando el contenido en mi laptop y que no traje el cargador, les garantizo que estará terminado antes de que se agote la batería. Una forma de dominar la ley de Parkinson es ponernos plazos más cortos para concretar las cosas, darnos una recompensa por haberlo completado y sentir que hay consecuencias cuando no lo hacemos.
¡Sin más vueltas, comenzá! ¡Basta de ponernos excusas que no nos llevan a ningún lado y sigamos con el slogan de NIKE, Just do it!
Encará los ítems más difíciles o que no te gustan, preferentemente a la mañana. Una vez que uno se saca de encima lo que es tedioso o le desagrada hacer, uno se siente que va haciendo progreso y el resto viene solo y mucho más fácil. Y de ser posible, contale a alguien que lo vas a hacer. Generalmente nos sentimos más comprometidos con el proyecto una vez que le hemos anunciado a otros nuestro compromiso de llevar adelante tal o cual proyecto.
La fórmula es: Empezar, terminar y luego seguir con el próximo, y no empezar, empezar, empezar. Resistamos la tentación de estar en 20 cosas a la vez porque lo más probable es que no terminemos ninguna, y que además nos sintamos agobiados. Por el contrario, el ir marcando ítems como concretados, nos renueva el entusiasmo de seguir avanzando.
Manejá de una sola vez tus papeles o documentos. Cuando recibís el correo, por ejemplo, decidí de una vez que vas a hacer con lo que te llego: ¿es para tirar?, ¿es para archivar?, ¿es para tomar algún tipo de acción? Y no lo dejes arriba del escritorio para que mañana te tengas que hacer las mismas preguntas.
El postergar lo inevitable no nos hace bien, ni nos acerca a nuestros objetivos. Así es que te invito a poner estas ideas en práctica para que vayas concretando tus objetivos uno por uno.
