Junto con los avances que nos trae el Siglo 21, llega también la realidad que en la mayoría de las familias, tanto mamá como papá, tienen que trabajar para mantener un standard de vida cómodo. Pero típicamente, son las madres las que tienen más responsabilidades en el hogar que los padres, ¿o no señoras? Son las que típicamente se ocupan de los niños, los deberes, lo que se va a cenar, y por supuesto mantener con vida la relaciona de pareja. Esta carga mental de hacer malabares en la casa mientras se tiene un trabajo, hace que se produzca con facilidad un desequilibrio entre la vida familiar y la laboral. Por eso hoy te doy varios tips que te van a ayudar en esta situación.
Esto lo entiendo bien porque he criado mis hijos mientras trabajaba. Y si bien tuve un esposo que me ayudaba cuando podía, lo cierto es que yo estaba a cargo de más responsabilidades en el hogar.
Por eso ahora que mis hijos son adultos independientes, uso mi tiempo para observar y estudiar cómo hacer más fácil la vida de tantas mujeres que -como yo en su momento- aspiran a ser competentes en su trabajo mientras le dan lo mejor a sus hijos y familia.
Y tal como te prometí, estas son algunas sugerencias para mejorar el equilibrio trabajo-familia:
Convertí el equilibrio entre la vida laboral y familiar en una prioridad
Alcanzar este equilibrio es un proceso que lleva tiempo y esfuerzo. Si no tomás una decisión consciente de alcanzar este balance, lo más probable es que solo quede en un deseo. Por ejemplo, es necesario encontrar un trabajo que sea interesante o tenga desafíos, pero que no sea abrumador o que requiera que te quedes después de hora. También considerá qué tamaño de familia es realista para tu situación. Hoy más que nunca antes, muchas compañías ofrecen flexibilidad de horario o la posibilidad de trabajar algunos días desde la casa. Es necesario además asignar tareas a los distintos miembros de la familia y de ser posible, incluir a familiares para que den una mano cuando sea necesario.
Evitá el agotamiento de la carga mental
La carga mental es el término para el trabajo invisible que involucra manejar una casa y una familia, que típicamente resta sobre los hombros de la mujer. No se refiere a las tareas físicas, sino más bien a la supervisión de esas tareas. Es estar a cargo de la lista interminable de cosas para hacer que constantemente da vueltas en la cabeza, acordándose de que hay que hacer y cuando, delegando todas las tareas a los respectivos miembros de la familia y asegurándose que en realidad se hagan. ¿No te ha pasado que estás hablando con alguien y en el medio de un comentario interrumpís en seco con un comentario de ‘uy, me olvide de comprar los marcadores para el proyecto de los chicos? Para aliviar esta situación es esencial que hables con tu pareja, explicarle cómo afecta tu vida, que no solo necesitas compartir las tareas propiamente dichas sino el manejo y coordinación de las mismas. Por otra parte, tienes que estar dispuesta a delegar.
Hablá con tu familia
Aun cuando creamos que somos las únicas que podemos resolver el desequilibrio que sentimos entre vida familiar y laboral, el compartir la situación con la familia hace que ellos también puedan aportar sus percepciones, opiniones y hasta sus objeciones respecto a la forma en la que estamos encarando la situación. Estas conversaciones nos ayudan a ver áreas en las que podemos mejorar y hacen que la familia entienda cuales son nuestras responsabilidades en el trabajo, lo cual lleva a que sean más comprensivos. También, cuando los incluís en la conversación, van a reaccionar mejor cuando tenes que quedarte un rato más en el trabajo o terminar la cena más temprano para trabajar en un proyecto. La comunicación tiene que ser fluida y constante.
Permití que otros te ayuden
Hay circunstancias puntuales donde necesitamos enfocarnos en el trabajo quizás en la búsqueda de un potencial ascenso de categoría o para entregar un proyecto que vence en unos días. Muchas personas tienen familiares o amigos que están dispuestos a ayudar en forma ocasional. Llevar los chicos a prácticas de deporte, o buscarlos de la escuela lleva tiempo y si alguien más lo puede hacer, es una gran ayuda. Para los que somos inmigrantes, no tenemos familia cerca que nos pueda asistir, así es que tenemos que recurrir a amistades o a servicios contratados. Mi familiar más cercano vive a 7000 kilometros, asi es que no tuve la suerte de contar con familiares que pudieran ayudar, salvo cuando venía alguna de las abuelas a quedarse con nosotros para las vacaciones escolares de invierno y verano. El resto de la ayuda, cuando la necesitaba, era contratada.
Establecé límites entre el trabajo y la familia
Esto quiere decir que hay que establecer qué acciones son aceptables o inaceptables. Los límites marcan la linea que protege tu trabajo de las distracciones familiares y también protegen tu familia de las obligaciones laborales. Por ejemplo, vos y tu familia pueden establecer una regla que no se usa teléfono celular durante la cena. Esto va a ayudar a tus hijos mayores, pero también a vos para que no tomes llamados de trabajo a esa hora. Otra regla puede ser que no mires tus emails de trabajo mientras estás de vacaciones. Esto no siempre es fácil, pero puede llegar a ser necesario para que tu familia se sienta como prioridad.
No te sientas culpable
El sentimiento de culpa por dedicar diariamente horas a nuestro trabajo es común a muchas madres. Yo tuve períodos en los que me sentía culpable también. Pero luego llegue a la conclusion que les estaba dando a mis hijos un ejemplo de valoración del trabajo, y mis ingresos me permitieron darles a ellos oportunidades que de otra manera no hubieran llegado. Y la buena noticia es que ninguno de mis hijos tiene secuelas de que su madre trabajó mientras los estaba criando. Por lo tanto,señoras, ¡no hay lugar para culpas!
Organizá tus mañanas
Asegurate que dejás todo listo a la noche para la mañana siguiente. Esto te ahorrará tiempo y las corridas que te hacen empezar el dia con el pie izquierdo. Prepará la ropa para la escuela de los chicos, sus almuerzos y todo lo que necesites para tu trabajo. Y tu mañana fluirá sin estrés.
Aceptá que a veces el desequilibrio es inevitable
Durante mi lucha por mantener el equilibrio entre trabajo y familia, me di cuenta que hay veces en las que tenes que dejar que la familia o el trabajo tomen prioridad. Es imposible mantener un balance perfecto todo el tiempo. Por ejemplo, cuando hay alguien enfermo en la familia, los eventos laborales no son prioritarios. Cuando hay una fecha límite para la entrega de un trabajo, quizás te toque saltear la cena familiar. Pero lo importante, es no permitir que el desequilibrio sea la norma.
No es fácil balancear familia y trabajo y no hay una solución standard que se aplique a todos. Cada persona y familia tiene que encontrar soluciones específicas según sus preferencias y necesidades. El equilibrio se produce cuando una persona puede cumplir con los compromisos familiares y tener un desempeño adecuado en su trabajo. No hay nada malo con trabajar duro y tener ambiciones profesionales pero no hay que olvidarse de la gente más significativa en nuestra vida.
Y para salir triunfando, aún más, te sugiero que veas este video y me cuentes tu experiencia en comentarios: